lunes, 25 de agosto de 2014

SURVIVAL


(Jeannette Aguilar). Poema incluido en la compilación hecha por Gloria Anzaldúa y Analouise Keating: This bridge we call home (2001) [Traducción propia]



Vengo de una larga línea de
healers
curanderas
jotos/jotas
mujeres-hombres
y hombres-mujeres-
queers.

Orgullosa, aceptada, honrada.
Entonces ellos llegaron
La colonización, el genocidio, el catolicismo
Llegaron con los españoles, y etc., etc., etc….

En cada continente
En cada nación
Ellos nos violaron
Nos quemaron
Nos asesinaron
Nos colonizaron
Y aun así sobrevivimos.

Todos hemos estado aquí a través de la historia
En todas partes
En cada momento de liberación,
En cada lucha por la libertad
He marchado a través de la historia
Con el puño bien en alto
Y la voz desatada

‘69
Fui / loca/ maricón/marimacha/jota/arepera/camiona/femm/drag
queen/queer
Fuimos / queers de color
Fuimos / reinas de color
“pervertidas” & queerz / guerreras transgénero
En tacones y con ladrillos en las manos

69’
Revuelta anti-policial
Los incendios persistieron por 5 días
Fui / golpeada por los cerdos
Fui / arrestada/violada/deshumanizada
Intentaron romperme el espíritu
Aunque hicimos la revolución esa noche
Nos oprimen
Y aun así sobrevivimos.

En cada cultura, cada historia, cada ciudad
Existimos /vivimos /trabajamos /luchamos /follamos /amamos
Y aun hacemos la revolución
Aun tratan de silenciarnos
Encerrarnos
Quemarnos
Violarnos
Matarnos
Decirnos que somos enfermas,
Antinaturales
En contra de “dios”
Que no tenemos el derecho de existir / de VIVIR
Y aun así sobrevivimos

Así que recuerden esto (Como dijo Michael)
“No puedes pagar por la cultura, ésta sólo puede ser experimentada”

(Y como dijo Gloria):
Lo queer no es sólo una vida sexual
Es una vida política
Es una vida social
Es una fuerza/vida revolucionaria
Nos tienen sometidos
Pero sobreviviremos


Gracias a Michael Franti y a Gloria Anzaldúa por su inspiración 6/5/99

domingo, 10 de agosto de 2014

Fuck Tristeza.

La tristeza es un arma para desactivar nuestras pasiones, nuestros sueños y nuestras fuerzas. Es una droga envolvente que nos impide conectar con el mundo, con nosotras mismas y que nos desplaza constantemente hacia afuera, hacia el exterior: la tristeza señala un exceso de esperanza en el afuera. 

Ella se alimenta de sus propios “remedios”. Se alimenta de imágenes romanticonas de felicidad, de soluciones totales, de amores eternos, de belleza física, de consumismo, de dinero, de sedantes que nos permitan permanecer anestesiadas y ajenas de la responsabilidad de hacer algo por nosotras mismas; algo para salvarnos, curarnos, encontrarnos con otros para darnos la mano.

No quiero tragarme más la tristeza que a muchas nos consume y nos gobierna. Quiero disfrutar del presente y las grandes revoluciones que se encarnan en las pequeñas cosas. Quiero desobedecer la norma de la felicidad eterna y todas sus florituras infecciosas; quiero una sobredosis de placeres que atraviesen todos los sentidos de mi cuerpo y me arrastren lejos de la culpa, el dolor y el resentimiento. Quiero perder la razón y dejar de encuadrarme a través de los tormentos del pensamiento, de las teorías, de las exigencias chupa-sangre de todos los “ismos”.

Quiero dejarme llevar por los aires y probarlo todo. Quiero abrirle las puertas a todos aquellos que quieran un rinconcito de mi alma. Ya no quiero este caparazón frío y pesado. Deseo avivar la curiosidad por todo lo que vive y respira, voy a aniquilar la idea de que todo está acabado. Quiero bailar hasta que se me desborde la cadera. Quiero aprender a vivir sin temor a encontrarme sola, pues la soledad y el silencio son las mejores armas ante el exceso de compañía basura. Quiero tejer, entrelazarme, mezclarme con otros. Quiero romper cualquier atisbo de pureza. 

La tristeza no puede ser un estilo de vida, si aparece que se convierta en una oportunidad reflexiva para rearmar caminos, para retomar fuerzas, para rehacer el curso de las cosas, para dar la pelea en contra de la tanatopolítica a la cual todos parecemos estar avocados.